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jueves, 18 de junio de 2015


En el nombre del padre: Mi padre

Mi padre es un personaje. No siempre lo comprendo y  no siempre él me comprende a mí.

Tengo la sensación de que a lo largo de nuestra vida juntos nos hemos mirado básicamente con curiosidad e interés. De a ratos nos hemos mirado con ternura, de tanto en tanto con rabia, algunas veces con resentimiento, pero de base, siempre ha habido un lazo vigoroso y límpido como el de los arroyos de montaña.  Mucha agua, mucho rugido, espuma  y ganas de estar juntos.

Llevo amándolo 51 años porque él es como es. Hoy en día, la mayoría de las veces, ¡ya ni quiero cambiarlo! Sé que va a cruzar mi cielo como un cometa, que necesito estar allí para verlo y que él, con enorme alegría va a saludarme desde su carrera de fuego.

También, a veces, baja la velocidad, nos encontramos, nos miramos a los ojos y entonces con eso basta…

Por otra parte, por suerte mi padre no es perfecto porque entonces puedo comprender y aceptar mejor todas mis limitaciones.

Mi padre fue mi padre y el de mis tres hermanos en condiciones difíciles porque tuvo que cuidarnos solo cuando él tenía apenas 33 años y mucho dolor entre las manos. Y pudo y lo hizo bastante bien.

Fue el primer hombre al que amé y me amó y no tengo cómo agradecerle el tiempo, la ternura y el sostén incondicional con el que me ayudó a crecer siendo  siempre ese que es: desconcertante y amoroso.
Ese es mi padre. A él lo quiero.

¡Feliz día a todos los padres que aman, respetan y cuidan a sus hijos!

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