Mujeres líderes
¿Qué mujeres nos lideran hoy?
¿El
liderazgo femenino es aquel que encarnan las mujeres? ¿Todas ellas? ¿O es un tipo de liderazgo con rasgos
propios? Por otra parte, ¿son estos rasgos patrimonio exclusivo de las mujeres
o hay hombres que también los detentan?
Y si esto último fuera posible, ¿hay entonces hombres que ejercen un liderazgo “femenino”?
Pensemos en mujeres líderes en tiempos políticos: Carrió, Vidal, Stolbitzer,
Michetti…
Cada vez me
cuesta más pensar en estos términos. Me cuesta
porque por una parte, a esta altura del siglo XXI, cada persona entiende
cosas diferentes por Liderazgo Femenino y por otra, porque en mi opinión el
liderazgo que tanto hombres como mujeres ejercen hoy no están tan separados.
Algo de historia
Cuando
durante las décadas del 60 y del 70 algunas
mujeres comenzaron a llegar a la cima de las organizaciones, el esquema
tradicional de las empresas empezó lentamente a cambiar bajo el peso de una
realidad innegable: las mujeres traían a las organizaciones una manera
diferente de mirar la realidad del trabajo y los negocios. Un diferencial muy
resistido al comienzo, tan resistido que pocas mujeres se animaron a jugarlo en
las organizaciones que integraban. Entramos en las empresas y organizaciones y
jugamos como varones para ser aceptadas. Sin embargo, con el tiempo, esto
comenzó a cambiar y poco a poco algunas valientes hicieron hacer valer su
diferencial. Este proceso explica por
qué la década de los 80 fue la que popularizó el concepto de Liderazgo Femenino. Un tipo de liderazgo
“emergente” que venía a funcionar como una suerte contraparte y como factor
enriquecedor del liderazgo masculino o tradicional que se caracterizaba, según
Marilyn Loden en su libro Liderazgo
Femenino (del año 85) por:
·
Estilo
operativo: Competitivo
·
Estructura
organizacional: Jerárquica
·
Objetivo
básico: Triunfar
·
Estilo
de resolución de problemas: Racional
·
Característica
claves:
o
Control
detallado
o
Estrategia
operativa
o
Actitud
no emocional
o
Razonamiento
analítico
Para Loden en ese mismo libro, “A diferencia del estilo masculino preferido
por los hombres, el estilo de liderazgo femenino aprovecha todos los talentos y
habilidades naturales de las mujeres como no sucedió antes… En su base, el
estilo de liderazgo femenino difiere en forma dramática del estilo tradicional
porque se basa en la información emocional, además de la racional… Al reconocer
las características y las razones emocionales que forman parte de toda interacción
humana, las líderes femeninas cuentan con información adicional para considerar
cuando toman decisiones y tienden a tomar en cuentan sus propios sentimientos,
y los de los demás cuando buscan solucionar problemas complejos…. En resumen,
las líderes femeninas suelen preocuparse más por mantener relaciones personales
estrechas con los demás. También es probable que consideren los sentimientos de
los además de los hechos básicos en la toma de decisión para buscar soluciones
en las que todo el mundo resulte ganador y evitar situaciones donde alguien
pierda. Por otra parte, tiende a sacrificar el avance personal de corto plazo
para mejorar la salud a largo plazo de la organización de la que ellas y sus asociados dependen. Por supuesto que
estas cualidades no se acentúan de la misma manera en toda las ejecutivas
mujeres ni están del todo ausentes n todos los ejecutivos varones”. Esta
última frase de Loden es fundamental para entender la dificultad para hablar de
liderazgo femenino y masculino en el presente siglo. Pero para terminar con la
caracterización que en 1985 hacía esta autora del liderazgo
femenino o emergente, resumo sus
características:
·
Estilo
operativo: Cooperativo
·
Estructura
organizacional: Equipo
·
Objetivo
básico: Calidad
·
Estilo
de resolución de problemas: Intuitivo/racional
·
Característica
claves:
o
Menor
control
o
Empatía
o
Cooperación
o
Altos
estándares de realización
Treinta años después
¿Cuál es la realidad hoy, 30 años
después de que Loden y tantos otros hubieran escrito acerca de las diferencias
entre los liderazgos que hombres y mujeres ejercemos? Desde hace al menos 15
años hombres de la talla y del prestigio de Bill Gates el creador de Microsoft,
Tom Peters, uno de los intelectuales de la gerencia y los negocios mas
reconocidos a nivel mundial,
entre muchísimos otros, sostienen que el tipo de liderazgo que funciona hoy en
día sinergiza la intuición con la razón en equipos cada vez más plásticos en
cuanto a forma y mando y que el equipo es la estructura básica de una
organización. ¿Son Gates y Peters ejemplos de liderazgo femenino? De ninguna
forma. En mi opinión, lo que en principio constituyó un aporte femenino al
liderazgo tradicional (y el resumen de las características que lista Loden es
precisa en cuanto a lo que las mujeres trajeron a las organizaciones), ya no es
diferencial exclusivo de las mujeres. Todos los días vemos líderes mujeres
machistas o de extrema vanguardia y hombres tradicionales a decir basta y
hombres que conjugan lo mejor de lo que las mujeres trajeron inicialmente a
esta nueva manera de concebir la conducción de una organización. Entonces, ¿de
qué tipo de liderazgo estamos hablando? ¿Cómo llamarlo? Creo que es cuestión de
inventar una nueva categoría e instalarla para que esta manera de concebir las
organizaciones y de conducir a las personas pueda no sólo no ser excluyente (el
binomio liderazgo femenino y masculino, en mi opinión lo es), sino que se
propague como paradigma de mejor práctica en cuanto a rendimiento en los
negocios, sustentabilidad ambiental y en cuanto a gestión del potencial humano.
Como yo lo veo, es tiempo de romper
los paradigmas que separan a hombres y a mujeres a la hora de dirigir empresas
y personas, y es hora de generar
espacios más sanos, más participativos, igualitarios y equitativos que los
actuales. Ello implica también comprender que sin la participación de los
varones en pie de igualdad en el mundo doméstico, las mujeres seguirán sin
poder participar en pie de igualdad en el mundo corporativo. Hombres y mujeres
somos opuestos y complementarios y en esa diferencia está la riqueza de lo que
podemos hacer juntos, en el hogar y en el mundo del trabajo.
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