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miércoles, 6 de junio de 2018


¿De qué te reís?


Ayer llegó al chat de ex compañeras del colegio uno más de los miles de chistes por el estilo que circulan por la red. Este relataba el diálogo entre dos amigos, uno decía: “Mi mujer anda por la casa como Dios la trajo al mundo” y el otro le preguntaba, “¿Desnuda?”, a lo que el primero respondía, “No. Gritando”.

Como decía, este es solo uno más de una larga lista en la que las mujeres aparecemos como las gritonas, las histéricas, las celosas patológicas, las arpías…Usualmente no les presto atención  pero ayer se me dio por preguntar quién había decidido que las gritonas éramos nosotras, las mujeres. Una de las chicas salió a apoyar mi comentario, pero luego me encontré con que otra me decía que había que tener cuidado con no perder el sentido del humor, que en realidad a la que “le quepa el sayo que se lo ponga”…  En un segundo, por cuestionar la difusión de este  tipo de "contenido",  corría el riesgo de haberme convertido una persona carente de humor o una malhumorada que anda a los gritos por su casa y por eso le molesta el chiste. Cabe aclarar acá que tampoco me hacen gracia esos cuentos en los que a los varones se los pinta como torpes, básicos emocionales, lineales, instintivos, brutos…

En un contexto en el que a las mujeres se las violenta de tantas formas, me parece que es importante cambiar los chistes, las palabras, las actitudes y acciones. Es en las pequeñas cosas que se percibe el progreso de una sociedad, el buen trato entre sus miembros. Y creo que vale la pena practicarlo aun cuando, a veces, corramos el riesgo de ser “poco divertidas” para alguna gente.

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