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jueves, 31 de octubre de 2013

Pequeñas cosas


Hace unos pocos días, pregunté vía facebook a un grupo de mujeres para qué trabajaba, qué le daba sentido a su trabajo. Las respuestas no se hicieron esperar, llegaron de manera abundante y de forma generosa. Una de las mujeres que contestó dijo que trabajaba sobre todo para lograr su independencia económica y que la realización en el trabajo era, para ella, relativa.  Antes de despedirse agregó: Creo que la realización sería si sos feliz y estás conforme contigo misma en tus otros ámbitos también. Más espirituales y afectivos digamos”.

Ayer me invité a la casa de mi amiga Gaby (sí, la llame y le pregunté si podía ir a su casa) para poder hacer ñoquis con sus dos hijos a quienes quiero hasta el cielo. Afortunadamente Gaby también me quiere, así es que allí estuvimos, Regi, Bletran y yo, haciendo puré, mezclándolo con harina, haciendo rollitos, cortándolos y haciéndolos saltar por un tenedor. Cuando terminamos era hora de comer y con enorme cuidado y emoción fuimos tirando, de a poquito, los ñoquis en el agua hirviendo. Festejaron el primero que subió y cuando empezaron a aparecer los otros, saltaban alrededor de la olla como si hubiéramos hecho magia. Cuando nos sentamos a comer, nos aplaudimos mutuamente.




Ayer fui muy feliz. Son esas pequeñas cosas de la vida que te recuerdan que el amor siempre tiene sentido y que sentirlo, muchas veces, es tan fácil como irte a jugar un rato con un par de niños.