Pequeñas cosas
Hace unos
pocos días, pregunté vía facebook a
un grupo de mujeres para qué trabajaba, qué le daba sentido a su trabajo. Las
respuestas no se hicieron esperar, llegaron de manera abundante y de forma
generosa. Una de las mujeres que contestó dijo que trabajaba sobre todo para
lograr su independencia económica y que la realización en el trabajo era, para ella,
relativa. Antes de despedirse agregó: “Creo que la realización sería si sos feliz y estás
conforme contigo misma en tus otros ámbitos también. Más espirituales y
afectivos digamos”.
Ayer me invité a la casa de mi amiga Gaby (sí, la llame
y le pregunté si podía ir a su casa) para poder hacer ñoquis con sus dos hijos
a quienes quiero hasta el cielo. Afortunadamente Gaby también me quiere, así es
que allí estuvimos, Regi, Bletran y yo, haciendo puré, mezclándolo con harina,
haciendo rollitos, cortándolos y haciéndolos saltar por un tenedor. Cuando
terminamos era hora de comer y con enorme cuidado y emoción fuimos tirando, de a
poquito, los ñoquis en el agua hirviendo. Festejaron el primero que subió y
cuando empezaron a aparecer los otros, saltaban alrededor de la olla como si
hubiéramos hecho magia. Cuando nos sentamos a comer, nos aplaudimos mutuamente.
Ayer fui muy feliz. Son esas pequeñas cosas de la vida
que te recuerdan que el amor siempre tiene sentido y que sentirlo, muchas veces, es tan
fácil como irte a jugar un rato con un par de niños.