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viernes, 18 de marzo de 2016


¿Harta de Míster Músculo? Yo también

Desde hace ya muchos años que me sorprende la chatura creativa y la estupidez con la que una porción enorme de las empresas de publicidad eligen venderles a las mujeres.  De verdad que me llama la atención porque somos las que elegimos el 80% del consumo familiar. Sí, 80%, la cifra es correcta.  Hay, efectivamente,  muy poco que no elegimos directa o indirectamente. Y sólo por citar unos pocos ejemplos veamos qué nos ofrecen hoy los grandes cerebros que crean los anuncios y, obviamente, las marcas que las pagan.

Lo que nos brindan es, sobre todo, una reducción de las mujeres a su dimensión o bien de fregonas compulsivas que afortunadamente cuentan con la aparición providencial de un súper héroe de la limpieza, o con líquidos mágicos desde los cuales se desprenden mariposas y flores ni bien se destapa la botella, o de adictas a las compras como Claudia- el personaje de la saga que promueve el Banco de Galicia-, o de esquizofrénicas múltiples que no se ponen de acuerdo más que para comprar un suetercito blanco en el Alto Palermo Shopping,  o de madres estresadas que con sólo tomar un baño de inmersión provocan una mega crisis familiar … pero, como si esto fuera poco,  la cosa no queda ahí. Los hombres en esas mismas publicidades o bien brillan por su ausencia o son unos tontos e inútiles seriales que no sólo no consiguen gestionar los aspectos más básicos de la  vida de sus hijos, sino que tampoco pueden con la propia. Pero en resumen, lo que estos mensajes nos ofrecen son dos cosas: la primera son lugares comunes e ideas trilladas, y la segunda son mensajes desvalorizadores tanto de mujeres como de varones. De las mujeres, porque en casi todos los casos aparecen como descerebradas y de los varones porque se los pinta como ineptos para la vida.

Seguramente debe haber gente a la que estos estereotipos y reducciones al absurdo le divierten. Francamente yo encuentro cada vez menos mujeres que se ríen de ellos. Y no precisamente por falta de sentido del humor, sino porque un mismo mensaje que se repite a lo largo de los años hasta la exasperación es como un chiste viejo que al final no sólo no provoca risa sino que molesta porque atrasa mil años.

SI ESTAS DE ACUERDO CON ESTAS IDEAS, POR FAVOR VIRALIZALAS. En una de esas logramos algo!