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lunes, 23 de agosto de 2010

Con voz propia

Durante siglos las mujeres no hemos tenido ni voz ni voto en el ámbito público. Hoy en gran parte del mundo, podemos hacernos escuchar sin grandes dificultades.  Ahora bien ¿qué es lo que estamos diciendo? ¿Qué modelos nuevos estamos proponiendo con esta voz “recién”ganada?




La hermosa novela de Lisa See, El Abanico de Seda, le recuerda a occidente la historia del Nü Shu, o “escritura de mujeres”. (Hay que recordar que hasta hace un siglo, a las mujeres en China no se les enseñaba a escribir.) Esta escritura, creada en el siglo III DC, fue la única, en la historia de la humanidad, inventada por mujeres, y usada y transmitida en secreto de madres a hijas o entre cuñadas, a fin de comunicarse una vez que se casaran y tuvieran que abandonar la familia paterna. Esta lengua sobrevivió de manera subterránea hasta el advenimiento de la Revolución Comunista, momento en que tuvo que ocultarse más aún, ya que todo lo que era considerado “no proletario”era rechazado y castigado con la deportación a los campos de trabajos forzados. Sin embargo el Nü Shu perduró y hoy el gobierno Chino lo considera parte valiosa de su patrimonio.



Nuestra voz hoy

La historia de esta escritura secreta me conmueve porque veo en ella una suerte de metáfora de lo que nos costó a las mujeres tener una voz propia. Un lugar ganado por derecho propio, en el mundo público sin conformarnos con el que se nos había asignado originalmente. No hay que olvidar que en la “división del mundo” que los hombres hicieron, a nosotras nos tocó la intimidad del hogar y de los afectos, y ellos guardaron para sí, el mundo externo, el de los negocios y el de la política. En esta división, creo yo, perdimos tanto varones como mujeres. Sin embargo, nosotras, a través del Nü Shu y de distintos los movimientos femeninos, logramos hacernos escuchar. A pesar de lo cual, hoy en el siglo XXI, ciertas preguntas cobran una relevancia particular. ¿Qué estamos diciendo con nuestra voz hoy? Después de todo lo que nos ha costado y lo que nos sigue costando, ¿qué mirada nueva le estamos ofreciendo al mundo? En principio creo que hay muchas mujeres que están trabajando muy duro para ofrecer alternativas. Muchas participan en el mundo público y lo modifican, trabajando contra la violencia, a favor de la paz en el mundo, preservando la Naturaleza, creando, escribiendo... pero muchas otras mujeres ingresan al mundo público para no cambiarlo en absoluto. Utilizan el modelo imperante y se benefician de él sin aportar eso que nos hace distintas y complementarias de los varones. de los negocios de alto vuelo. Hay excepciones, es cierto, pero son muy escasas todavía. Hay una tarea que nos compete sólo a nosotras y es la de salir al mundo a proponer otro paradigma, el propio, para ofrecer otra manera de relacionarnos, de resolver nuestros conflictos, de trabajar y de distribuir de manera más equitativa.

De la misma manera que el Nü Shu, a veces, nuestra voz también parece perderse, pero por fortuna, nunca lo hace del todo. Aguarda pacientemente para volver a crecer y hacerse oír en el momento oportuno. Y es un buen momento.