Mujeres
a la venta
Hace unos meses vi que una señora mayor, muy delgada y con
el pelo gris atado en un moño, sacaba, con infinita paciencia, unos papelitos
doblados ubicados alrededor de un cartel publicitario junto a la parada del
colectivo. Había cientos de papelitos y ella los retiraba como si tuviera todo
el tiempo del mundo, en una suerte de estado de meditación zen. La curiosidad
me pudo y al acercarme me di cuenta que ella estaba quitando anuncios sobre “chicas calientes, mujeres voraces ó De a dos te
hacemos lo que quieras”. Su gesto, pequeño y tenaz me emocionó y desde
entonces hago exactamente lo mismo que ella, quito cartelitos en los que se
vende a mujeres. Nuestro gesto no modifica ni una milésima parte el amperímetro de la prostitución en nuestro
país, pero no puedo dejar de hacerlo. En la prostitución, el problema
fundamental es la demanda, sin demanda no hay oferta. De hecho, aún sabiendo
que nuestro gesto puede ser inútil, hace unas semanas introduje una innovación.
Cuando encuentro a alguien (usualmente varones jóvenes) poniendo papelitos me
acerco y les digo: “Hola, ¿sabías que es posible que las chicas que trabajan en
ese lugar que estas anunciando sean esclavas sexuales?”. Al principio me
escuchan como si un extraterrestre se les hubiera acercado. Y de más está decir
que he obtenido una variedad interesante de respuestas, todas, lo confieso,
bastante amables pero que van desde:
1-
“A mí
me pagan por poner los papelitos, no tengo otro trabajo”.
2-
“No te enojes conmigo (no les hablo
enojada), a mi me llaman las mismas chicas para que ponga los papelitos”.
3-
“Mirá si fuera mi hermana que trabaja ahí,
también pondría los carteles. Con tal de que le paguen está bien.
Pero independientemente
de lo que me digan estos jóvenes, según el “Informe de la Relatora Especial sobre trata de
personas de la ONU, Sra. Joy Ngozi Ezeilo” (2011), la Argentina es país
de origen, tránsito y destino de las víctimas de la trata de personas. Hombres, mujeres y niños son víctimas
de la trata hacia, desde y a través de la Argentina con fines de explotación
sexual o laboral. Las principales víctimas de la trata son jóvenes y niños de
ambos sexos. Y obviamente no hay cifras que midan la magnitud de esta tragedia.
En los últimos años se ha mejorado la legislación sobre este tema y se han
agravado las penas para los delincuentes que se dedican a este negocio pero aún
no hay presupuesto para reglamentar dicha ley. Si, tampoco hay dinero para eso.
De todas formas, como sociedad civil no podemos delegar toda nuestra
responsabilidad, por eso te propongo unirte a la rebelión: unite para sacar
carteles, hablar con quienes los ponen y, también, para presionar a nuestros
representantes para que dejen de hacer la vista gorda. Trabajemos para que
Susana Trimarco no sólo encuentre a su hija Marita Verón, sino para que la
trata sea historia.https://www.facebook.com/MartesRojosNoAlaTrata
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