¿Harta de Míster
Músculo? Yo también
Desde hace ya muchos años que me sorprende la chatura
creativa y la estupidez con la que una porción enorme de las empresas de
publicidad eligen venderles a las mujeres. De verdad que me llama la atención porque
somos las que elegimos el 80% del consumo familiar. Sí, 80%, la cifra es
correcta. Hay, efectivamente, muy poco que no elegimos directa o
indirectamente. Y sólo por citar unos pocos ejemplos veamos qué nos ofrecen hoy
los grandes cerebros que crean los anuncios y, obviamente, las marcas que las
pagan.
Lo que nos brindan es, sobre todo, una reducción de las
mujeres a su dimensión o bien de fregonas compulsivas que
afortunadamente cuentan con la aparición providencial de un súper héroe de la
limpieza, o con líquidos mágicos desde los cuales se desprenden mariposas y
flores ni bien se destapa la botella, o de adictas a las compras como Claudia-
el personaje de la saga que promueve el Banco de Galicia-, o de esquizofrénicas
múltiples que no se ponen de acuerdo más que para comprar un suetercito
blanco en el Alto Palermo Shopping, o de
madres
estresadas que con sólo tomar un baño de inmersión provocan una mega
crisis familiar … pero, como si esto fuera poco, la cosa no queda ahí. Los hombres en esas
mismas publicidades o bien brillan por su ausencia o son unos tontos e inútiles
seriales que no sólo no consiguen gestionar los aspectos más básicos de la vida de sus hijos, sino que tampoco pueden con
la propia. Pero en resumen, lo que estos mensajes nos ofrecen son dos cosas: la
primera son lugares comunes e ideas trilladas, y la segunda son mensajes
desvalorizadores tanto de mujeres como de varones. De las mujeres, porque en casi
todos los casos aparecen como descerebradas y de los varones porque se los
pinta como ineptos para la vida.
Seguramente debe haber gente a la que estos estereotipos y
reducciones al absurdo le divierten. Francamente yo encuentro cada vez menos
mujeres que se ríen de ellos. Y no precisamente por falta de sentido del humor,
sino porque un mismo mensaje que se repite a lo largo de los años hasta la
exasperación es como un chiste viejo que al final no sólo no provoca risa sino
que molesta porque atrasa mil años.
SI ESTAS DE ACUERDO CON ESTAS IDEAS, POR FAVOR VIRALIZALAS. En una de esas logramos algo!
Totalmente de acuerdo con tu visión acerca de los mensajes absurdos y cada vez menos subliminares de la publicidad. No sólo aluden al pensamiento mágico (¿así que un perfume de $2000 hace que una mujer se convierta en el centro de una fiesta carísima y viva las más pasionantes aventuras con sólo ponerse un chispazo?), sino que encima muestran a hombres y mujeres cada vez más estúpidos. Cansada como vos de las mismas publicidades, y triste por cómo las personas se dejan llevar por estos mensajes.
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