La dicha
pequeña

Algo así como
ser capaces de experimentar gozo por un beso recibido, por el calor que nos
ofrece un rayo de sol, por los colores de una flor o por el poema que reverbera
a lo largo de los siglos y llega a nosotros para agitarnos el corazón.
Tener la
capacidad de albergar dichas pequeñas nos permite anclarnos a la vida y nos ofrecen
sostén aún durante las borrascas del alma.
* Elisabeth
Lukas, Psicoterapia en digidad, Editorial San Pablo, Buenos Aires, 2004
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