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lunes, 18 de marzo de 2013


Mujeres con la cabeza bien puesta


Últimamente me encuentro cada vez con más mujeres que se quejan del estereotipo que usa la publicidad  masiva para anunciar las promociones ya sea de productos como de shoppings. Pareciera como si todas fuéramos unas  tontas consumistas que lo único que estamos esperando es un 20% de descuento para salir en tropel a atiborrarnos de cosas. Lo cierto es que los especialistas en  consumo saben que la realidad es muy distinta. El consumo femenino lejos de ser histérico e impulsivo es selectivo y racional. De hecho, a nivel mundial, las mujeres son responsables de compras por 20.000 millones de dólares, son, además, las que definen el 80% de las compras de un hogar, sin olvidar que ellas aportan el ingreso más alto en uno de cada tres hogares de todo el mundo. En línea con ese cansancio quería recomendar el trabajo de dos periodistas argentinas que escriben sobre economía y negocios en diferentes medios del país, Cecilia Bouffet y Virginia Porcella, ECONOMÍA CON TACOS ALTOS. Un ensayo ideal para aprender el ABC del manejo e inversión del dinero. Allí ellas dicen: “Lo cierto y concreto  es que empresas que han decidido profundizar su estudio sobre el manejo financiero de las mujeres, precisamente a raíz de su participación cada vez mayor en la generación de riqueza… coinciden en que el perfil femenino de consumo se basa principalmente en la racionalidad. Cada vez más las mujeres  apuntamos a un “consumo inteligente” o “gasto eficiente”. Si bien ambos conceptos pueden tener mucho de marketing, el dato es que ante la gran variedad de ofertas, promociones, cantidad de cuotas, medios de pago, etc, las mujeres analizamos y elegimos aquellos beneficios que más nos sirven, aplicamos las cuotas, aprovechamos los descuentos. Sean fructíferas o no, estas  actitudes hablan de una mente fría y racional a la hora de comprar y de un análisis previo, es decir, nada más alejado del impulso derrochón”. No se ustedes, pero yo estoy harta de que se nos presente como tontas pidiendo rescate a Mr Músculo cada vez que hay que fregar una mancha difícil o como una cosa sexy desplegada sobre un auto porque así se vende más. 

lunes, 11 de marzo de 2013

La muñeca ideal destruye a la mujer real

La muñeca Barbie, está pensada para representar el ideal de la mujer bella. Pero si esta chica de plástico fuera una mujer de carne y hueso mediría 1.74m de altura, tendría 99cm de contorno de pecho, 45, 7cm de cintura, 84cm de cadera, calzaría zapatos numero 33 y pesaría 49 kilos. Una anoréxica con pies que no pueden sostenerla.
La mujer promedio en Argentina, mide 1.60 de alto, tiene 82 cm de contorno de pecho, 60cm de cintura, 86 cm de cadera, calza zapatos número 38 y pesa 55 kilos.
¡Ayudemos a nuestras hijas, hermanas y amigas a no comprar modelos insalubres e imposibles!

¿Para qué sirve el Día Internacional Mujer?

Han comprendido que no es inteligente ni es negocio ignorar el diferencial que añadimos y la perspectiva que ofrecemos
Por Marilén Stengel  | LA NACION

    
Desde 1910, año en el que se pidió por primera vez que se proclamara el Día Internacional de la Mujer Trabajadora durante la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunidas en Copenhague, hasta la fecha, las cosas para las mujeres han cambiado y mejorado en muchos aspectos.
Los países y las organizaciones más desarrollados y exitosos han comprendido que no es ni inteligente ignorar el diferencial que añadimos y la perspectiva que ofrecemos

Hemos logrado, sobre todo en Occidente, por mérito propio y a fuerza de trabajo de calidad y dedicación, un espacio reconocible en el mundo del trabajo, de la economía, de la política, de las ciencias, de las artes, sin haber perdido un rol central dentro de nuestros hogares. Hemos avanzado inmensamente en lo que respecta a equidad e igualdad en nuestra participación en la sociedad y en nuestro desarrollo íntegro como personas. Falta mucho aún, es cierto, pero también es cierto que gracias al esfuerzo realizado por miles de mujeres durante el siglo pasado, hoy nuestro aporte es fructífero y se vuelve cada vez más indispensable. Los países y las organizaciones más desarrolladas y exitosos han comprendido que no es ni inteligente ni es negocio ignorar el diferencial que añadimos y la perspectiva que ofrecemos.
Entonces, si las cosas van "tan bien", al menos en esta parte del mundo, ¿por qué seguir conmemorando el Día Internacional Mujer? Primero porque lo que aún falta es demasiado relevante como para no ayudar al mundo, al menos un día al año, a repensar acerca de las injusticias y las postergaciones que aún sufren millones de mujeres. Y segundo, porque es un muy buen momento para que las mujeres también nos miremos entre nosotras. ¿Qué estamos haciendo como personas, como trabajadoras, como profesionales, como artistas, como emprendedoras, como seres que ocupan un lugar de influencia en el mundo, por más pequeño que este sea, a favor de nuestro desarrollo y del de otras que tienen menos posibilidades que nosotras? ¿De qué manera las mujeres que hoy ocupan espacios de poder o son líderes (en gobiernos, empresas, ONGs, etcétera) trabajan para que otras también puedan expandir sus potenciales en igualdad y equidad? ¿De qué formas las mujeres ayudamos a otras a salir de la pobreza y la marginación?
Las mujeres machistas entran a la vida corporativa o a la política para cambiar ellas y no para transformar y mejorar la vida de los otros

Cualquiera puede ayudar a otra aunque sólo sea mínimamente, por ejemplo, ofreciéndole un pago justo por su trabajo. Pero para esto es necesario entender que en la promoción de otras se cambia el mundo de la mejor forma posible. Las mujeres machistas, por su parte, ni entienden esto ni pueden hacerlo, básicamente porque entran a la vida corporativa o a la política para cambiar ellas y no para transformar y mejorar la vida de los otros. Son las que se apropian del poder por el poder mismo, las que creen que lo que les pasa a los otros son "daños colaterales" necesarios para su realización, las que confunden consistencia con impiedad y justicia con resentimiento. Son las que imponen y no dialogan.
La mujer machista es la que sostiene un orden en el que la desigualdad es una práctica cotidiana y que no busca la equidad más que para sí misma. Una mujer machista tampoco ayuda a los hombres (aunque algunos así lo crean) porque, al imitar lo peor del comportamiento masculino, sólo les ofrece "más de lo mismo". Dicho esto, creo que si bien la promoción de la mujer no es algo privativo de las mujeres, estoy convencida que deberíamos ser las más sensibles.
Las mujeres somos la mitad de la humanidad. Me ilusiono con el día en que podamos hacer valer esa proporción y nuestra mirada de manera amorosa, creativa y justa en favor de otras mujeres y para el bien de todo el mundo. Porque respetar a otra mujer es respetarme a mí misma y en ella, a todo lo que vive..


lunes, 25 de febrero de 2013



 
Komana también es argentina
Por Marilen Stengel*

Rebelle, la extraordinaria película del franco – candiense Kim Nguyen  no ganó ayer el Oscar a la mejor película extranjera, pero sí ganó la atención mundial por la pavorosa historia que narra en un lugar no identificado de África.
Komana, la protagonista, interpretada extraordinariamente por Rachel Mwanza, ganadora del premio a la mejor actriz en el festival de Berlín 2012,  es la historia de una niña de 12 años que es raptada de su pueblo por un grupo guerrillero para convertirla en soldado. El espectador acompaña a Komana durante los dos años que dura su esclavitud dentro de ese ejército que usa a los niños como carne de cañón y como objetos sexuales. La protagonista cuenta su historia porque quiere explicarle al hijo que dará a luz, los acontecimientos que han llevado a su nacimiento.

La narración de Nguyen no ofrece ni golpes bajos ni salidas fáciles, porque aunque quisiéramos quedarnos con una historia que ocurre en un país exótico que nada tiene que ver con nosotros, la realidad que nos muestra palpita, dolorosa, en cada rincón de la tierra aunque  bajo formas diferentes y propias. En la Argentina, por ejemplo, no existen los niños soldados pero si otras mil formas bajo las que aparecen la desprotección y la explotación  infantil. Vemos niños que piden en las estaciones de trenes, que venden mercaderías, que ofrecen espectáculos “express” en los medios de transporte a cambio de una moneda, que recogen basura, juntan latas... Estos niños son enviados por adultos a “hacer la calle” y muchos de ellos son golpeados si no vuelven con una cuota de dinero que esos mismos adultos estipularon. Missing Children, una ONG que funciona en el país desde fines de 1999 y cuya misión es Ayudar a las familias a encontrar a sus chicos perdidos”, indica que el 29 por ciento de los niños que desaparecen/escapan de sus hogares es a causa de conflictos familiares.  Mientras todo esto sucede, nos vamos acostumbrando a que haya tal cantidad de niños pidiendo, vendiendo o “actuando” que acabamos por no verlos. Es el desentendimiento adulto y la orfandad funcional lo que obliga a los niños a perder lo más valioso que tienen, su infancia y con ella el derecho a ser niños, a jugar, a ir a la escuela, a tener un futuro. Y cuando un niño comprende que no tiene futuro entiende a la vez que su vida no vale nada. Entonces vale todo: paco, delincuencia, prostitución. Pero en Argentina, no existen o no se publican las cifras que denuncian el trabajo infantil o su trata. Negar la realidad parece ser la estrategia elegida para minimizarla, pero el horror está aquí entre nosotros.  Sólo hay que salir a la calle dispuestos a ver. Y allí están, son cientos.

Komana la niña soldado de la historia de Rebelle, como muchos de los niños y niñas que trabajan y son explotados  en nuestro país es analfabeta, lo increíble es que la propia actriz también lo sea. Fue precisamente en el Festival de Berlín 2012 que le comentó al periodista español Carlos Loureida que una de las cosas que le gustaría hacer en el futuro es aprender a leer. No me parece causal su comentario. La escuela sigue siendo un lugar de recuperación de la infancia, de juego, de aprendizaje, de socialización, de amor y por lo tanto de refugio para los niños.  Sería una buena idea destinar algo de los 3500 millones de pesos que la Argentina no pagará a los bonistas y que engrosará el presupuesto 2013 para rescatar a los niños de la calle y para invertir en escuelas, tan desatendidas y desde hace tanto tiempo. Pero esto me parece tan imposible como ver a Komana feliz al final de su historia.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

7 trampas para mujeres

 

 Ser mujer en el siglo XXI es mucho más difícil de lo que las generaciones anteriores a la actual jamás hubieran imaginado. Lo es incluso en el seno de sociedades capitalistas y liberales que son las que supuestamente resultan menos “opresivas” que las fundamentalistas de cualquier color político o credo religioso. Lo es, incluso un siglo después de que surgieran los primeros movimientos de liberación femenina que tanto han contribuido en  favor de la equidad y la paridad entre los géneros.
Sin embargo, esta dificultad para “estar en el mundo” que sufren tantas mujeres se debe en gran medida a una sinergia de factores muy diversos que convergen en siete trampas o creencias que acechan a todas las mujeres de hoy, estén donde estén y tengan la edad que tenga. La gran mayoría de las mujeres que conozco ha caído, está por caer o por volver a caer en alguna de dichas trampas. Y aunque están a la vista, muchas no las advierten hasta que se descubren dentro de ellas, rascando sus bordes, desesperadas por volver a salir. Pero hacerlo ya no es tan fácil.

Estas siete trampas no son otra cosa que mitos o creencias equívocas que han echado raíces poderosas en la esencia misma de la identidad femenina. Esto las convierte no sólo en peligrosas sino en fuentes de frustración y de dolorosa insatisfacción. Son peligrosas  porque entrañan un anhelo que es o bien irrealizable o porque no guarda necesariamente una relación con la realidad del mundo y de las relaciones que en él se establecen.

Dichas trampas dicen que:

1-     Un hombre me completa física, emocional y espiritualmente.
2-     La pareja es la relación que establezco con un hombre que necesariamente es mi par emocional.
3-     La familia  es el espacio en el que mi compañero yo como seremos proveedores afectivos de los hijos que criemos juntos.
4-     El trabajo doméstico es una tarea que puedo compartir con mi pareja.
5-     Para “ganar” en mi trabajo tengo que desempeñarme como lo hacen los varones.
6-     Postergar mis necesidades en favor de las de mi familia me vuelve una buena mujer (¡y feliz también!).
7-     Si tan sólo lograra superar ese “defecto” físico seré feliz.

Es muy probable que no todas las mujeres hayan caído en las trampas que señalo, pero no conocí ni a una sola que hubiera evitado caer, al menos en una de ellas, durante algún tiempo. A ninguna le gusta reconocerlo, pero esa es la situación en la que la mujer presente se encuentra. Y justamente porque es una mujer presente en su vida, en la de su pareja, en la vida de sus hijos, en la de su comunidad, muchas veces resulta víctima de sus propias creencias.

El desafío

A lo largo de la vida, cada mujer se enfrentará en mayor o menor medida, con los obstáculos que estas siete trampas le proponen. Ello significa que para un gran número, ser mujer se volverá algo muy parecido a correr una carrera sobre un campo minado.
En las páginas que siguen, propongo un viaje al corazón de estas “siete creencias” que acosan a la mujer presente, a fin de explorar las implicancias, las luces y las sombras que cada una encierra. Porque si bien estas trampas acechan hoy a las mujeres de todo el mundo, son estas mismas las que deberán decidir responsablemente que harán con ellas: tomarlas como datos inamovibles de la realidad o trabajar para modificarlas aún cuando los cambios que puedan introducir en la cotidianeidad parezcan minúsculos aún a mediano o largo plazo.

Fragmento de LA MUJER PRESENTE, Hacia un verdadero protagonismo femenino, Ediciones B, Argentina, 2008.

LO QUIERO TODO Y LO QUIERO YA

 

Capítulo 1  


Bienvenida al Club


Cumplir 30 años de edad es todo un tema. Si tenés este libro entre las manos, sabés a lo que me refiero.
Tener 30 años no sólo te certifica como adulta sino que te pone en una senda en la que creés tener un horizonte “ilimitado”. Lo cual es casi cierto, porque también se te insinúan las primeras “limitaciones”. Yo estoy a punto de cumplir 39 años, y puedo asegurarte que es la década más vertiginosa que jamás hayas vivido. Tal vez sea el salto cuántico de la vida. Es la década en la que sin duda nos hacemos definitivamente mujeres.
Durante estos 10 años consolidamos nuestras parejas y matrimonios, y también nuestros divorcio. Son los años de la ampliación de la familia a través de los hijos, es la etapa de la consolidación profesional y laboral, de las experiencias extramatrimoniales, de la crisis de la mediana edad...
Es una década que pasa a toda velocidad, porque lo queremos todo y lo queremos ya. Empezamos a vivir con la sensación creciente y apremiante de que se nos va el tiempo. Debemos tener nuestros hijos antes de los 40 para que no nos llamen madres añosas. Tenemos que trabajar y ser independientes económicamente, no sólo porque nos place, sino porque todo indica que es lo que tenés que hacer para no ser igual a tu madre o a esas “pobres mujeres” que viven “sometidas”a sus maridos.
Corremos a trabajar y a casarnos, porque también nos dicen que no hay nada más feo y deprimente que una solterona. Si no te casás, al menos viví con tu novio, no vaya a ser que resultes la última y te toque apagar la luz en el show room de hombres disponibles.
Nos apuramos a tener hijos para no ser viejas cuando ellos tengan 20 años, sin advertir que para muchas cosas vamos a ser viejas de todas maneras, sencillamente porque somos sus madres.
Si además de tener pareja, tenés hijos, un trabajo, o no tenés nada de eso pero sos una persona independientemente de todos esos roles, es probable que en torno de los 36 años comiences a experimentar los sacudones de la crisis de la mediana edad. Pero a no equivocarse, crisis en tanto oportunidad, que es como la llaman los chinos. Una oportunidad de oro: volver a elegirte.
            En las páginas que siguen te propongo iniciar y compartir un viaje hacia el descubrimiento de lo que significan estos años en tu vida. Contarte mi experiencia, lo que aprendí, lo que me contaron amigas y conocidas en todos los rubros en los que se abre tu experiencia. Ofrezco acompañarte junto a todas las mujeres que habitan este libro, a seguirte y a abrazarte cuando haga falta. Para que no te sientas sola, aún cuando lo estés.
La senda que te espera es una oportunidad para que te despliegues física, intelectual, emocional y espiritualmente. Es un recorrido tan importante, tan fundacional en tu vida de adulta que vale la pena hacerlo en grupo. Así es que allí vamos.
(De LO QUIERO TODO Y LO QUIERO YA, Ediciones B, 2011, Argentina)

lunes, 23 de agosto de 2010

Con voz propia

Durante siglos las mujeres no hemos tenido ni voz ni voto en el ámbito público. Hoy en gran parte del mundo, podemos hacernos escuchar sin grandes dificultades.  Ahora bien ¿qué es lo que estamos diciendo? ¿Qué modelos nuevos estamos proponiendo con esta voz “recién”ganada?




La hermosa novela de Lisa See, El Abanico de Seda, le recuerda a occidente la historia del Nü Shu, o “escritura de mujeres”. (Hay que recordar que hasta hace un siglo, a las mujeres en China no se les enseñaba a escribir.) Esta escritura, creada en el siglo III DC, fue la única, en la historia de la humanidad, inventada por mujeres, y usada y transmitida en secreto de madres a hijas o entre cuñadas, a fin de comunicarse una vez que se casaran y tuvieran que abandonar la familia paterna. Esta lengua sobrevivió de manera subterránea hasta el advenimiento de la Revolución Comunista, momento en que tuvo que ocultarse más aún, ya que todo lo que era considerado “no proletario”era rechazado y castigado con la deportación a los campos de trabajos forzados. Sin embargo el Nü Shu perduró y hoy el gobierno Chino lo considera parte valiosa de su patrimonio.



Nuestra voz hoy

La historia de esta escritura secreta me conmueve porque veo en ella una suerte de metáfora de lo que nos costó a las mujeres tener una voz propia. Un lugar ganado por derecho propio, en el mundo público sin conformarnos con el que se nos había asignado originalmente. No hay que olvidar que en la “división del mundo” que los hombres hicieron, a nosotras nos tocó la intimidad del hogar y de los afectos, y ellos guardaron para sí, el mundo externo, el de los negocios y el de la política. En esta división, creo yo, perdimos tanto varones como mujeres. Sin embargo, nosotras, a través del Nü Shu y de distintos los movimientos femeninos, logramos hacernos escuchar. A pesar de lo cual, hoy en el siglo XXI, ciertas preguntas cobran una relevancia particular. ¿Qué estamos diciendo con nuestra voz hoy? Después de todo lo que nos ha costado y lo que nos sigue costando, ¿qué mirada nueva le estamos ofreciendo al mundo? En principio creo que hay muchas mujeres que están trabajando muy duro para ofrecer alternativas. Muchas participan en el mundo público y lo modifican, trabajando contra la violencia, a favor de la paz en el mundo, preservando la Naturaleza, creando, escribiendo... pero muchas otras mujeres ingresan al mundo público para no cambiarlo en absoluto. Utilizan el modelo imperante y se benefician de él sin aportar eso que nos hace distintas y complementarias de los varones. de los negocios de alto vuelo. Hay excepciones, es cierto, pero son muy escasas todavía. Hay una tarea que nos compete sólo a nosotras y es la de salir al mundo a proponer otro paradigma, el propio, para ofrecer otra manera de relacionarnos, de resolver nuestros conflictos, de trabajar y de distribuir de manera más equitativa.

De la misma manera que el Nü Shu, a veces, nuestra voz también parece perderse, pero por fortuna, nunca lo hace del todo. Aguarda pacientemente para volver a crecer y hacerse oír en el momento oportuno. Y es un buen momento.