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lunes, 25 de marzo de 2013


Todo lo que un billete de 100 pesos dice sobre las mujeres

 Aunque desde hace ya seis meses el Banco Central puso en circulación los billetes de cien pesos para conmemorar el  sexagésimo aniversario del fallecimiento de Eva Perón, recién hace unos pocos días tuve uno por primera vez en la mano. Es un billete ciertamente bonito, con un diseño cuidado y con una coloración preciosa. Al mirar ese billete me di cuenta que Eva Perón es la primera y única mujer argentina que cuenta con este reconocimiento. Antes que Evita, las mujeres que aparecían en los billetes representaban a la Libertad, a la República, a la Patria u otros conceptos abstractos, nunca habían aparecido mujeres concretas de carne y hueso, reconocibles con nombre y apellido.

Mientras miraba el billete me vinieron a la mente decenas de nombres de mujeres que sí existieron y que desde diferentes lugares ayudaron a forjar el destino de nuestra región, de nuestro país como república política y culturalmente. Son mujeres que me siguen inspirando hoy como Juana Azurduy, la capitana revolucionaria que luchó por la libertad del estas tierras, las primeras sufragistas argentinas, anarquistas y socialistas aguerridas que ya en los primeros años del siglo XX  pedían el voto femenino. Ente ellas esta Alicia Moreau de Justo que en 1902, junto a Julia García Games, Ángela Costa, Elsa Bachofen, Berta de Gerchunoff, Adela García Salaberry, Cinsuelo G. de García, Clotilde Rossi y Josefina L de Mantecón (entre otras), fundó la Unión Gremial Femenina (UGF) que resultó decisiva para apoyar la sanción de muchas e importantes leyes de reconocimiento de los derechos de la mujer y de protección del trabajo femenino, como así también para la defensa de la madre soltera. En 1932, Moreau de Justo presentó además un proyecto de ley que establecía el sufragio femenino, el cual no se concretó hasta 1947.

Alejándonos de las luchas por la independencia de todo tipo, en el ámbito del arte aparece la escultora Lola Mora, absolutamente incorrecta para su época, porque en ese entonces sólo los varones podían serlo. Otra incorrecta también fue Alfonsina Storni, poeta extraordinaria que hizo de su pena arte y que tuvo que soportar la vergüenza de haber tenido un hijo sin haberse casado. Norah Borges, que integró las primeras vanguardias del siglo XX...

Cuanto más miraba el billete, más me daba cuenta de la cantidad de  mujeres que necesitan salir del Salón de las Mujeres Argentinas y de los libros de historia para circular, para que se las recuerde por lo que fueron, por lo que aportaron, por lo que nos dejaron.

Me gusta que podamos pensarnos como parte de ese linaje de mujeres fuertes y creativas, de lúcidas e incorrectas que hicieron y siguen haciendo la historia que se escribe y escribimos todos los días.

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