Las invito a leer la nota que escribí para la Revista Sophia, edición de agosto. Esto es lo que pienso de las redes que las mujeres tejemos y que nos tejen.
Ninguna mujer
está sola
Hay mujeres que valoran lo femenino y hay mujeres que en el
fondo o en la superficie lo consideran inferior a lo masculino. No es algo que
elijan hacer, es algo que sienten porque o bien fueron educadas para que
pensaran de esa forma, o a través de sus vivencias llegaron a esa dolorosa
conclusión.
Toda mujer, lo sepa o no, lo valore o no, teje y es tejida en una red femenina que ayuda a construir y que también
la sostiene. Esto viene sucediendo desde los tiempos más remotos en los que nos
unimos para sobrevivir e imagino que seguirá sucediendo en la medida que
sigamos siendo humanas.
Las mujeres tejemos relaciones afectivas, de trabajo, de
asociación puntual muy próximas o no tanto,
dentro de nuestras familias, en espacios laborales, en los clubes que
frecuentamos, en la clase de gimnasia, en el taller de arte al que vamos o
incluso en la concina mientras preparamos la comida con la ayuda de otras o
mientras tejemos juntas.
Sin embargo, existe una diferencia enorme, un salto cuántico
entre una mujer que sabe que teje relaciones con otras mujeres y la que no lo
sabe o no las valora. Cuando somos conscientes de que somos un punto dentro de
una trama que nos soporta, sabemos que somos responsables de sostener ese
tejido no sólo porque ese entramado social y de afectos y relaciones nos sostiene,
sino porque sin él, toda la trama sufre. Cuando una mujer sabe que integra una
red femenina nunca está sola porque aún cuando así se sienta, siempre habrá
alguna a la que acudir para pedir ayuda, consuelo o cobijo. Cuando una mujer
sabe que integra una red femenina cuenta con la solidaridad y el apoyo que le
da ese grupo de mujeres que actúa como plataforma de lanzamiento para su vida y
para cualquier proyecto que quiera emprender. Estas mujeres se valoran por lo
que se dan mutualmente por lo que son.
Son capaces de amar y respetar todo lo femenino y receptivo que hay en el mundo
y de preservarlo como reservorio para tiempos difíciles. Y así prosperan.
Por el contrario, las mujeres que o bien no saben que
integran un entramado de pares o no lo valoran, tampoco estarán jamás solas
pero les faltará la confianza básica que tienen en lo femenino y en su poder.
Es ese soporte incondicional el que pude ofrecer una mujer a otra cuando el
mundo, por algún motivo, se lo niega o
no puede dárselo. Por eso, una mujer nunca está sola pero elige de qué manera
participa de la red que la contiene.
Querida Marilen!
ResponderEliminarMe registré en tu blog para agradecerte este artículo y siento que voy a encontrar mucho más en él.
Siento que has podido expresar una verdad en una forma muy amena y real o mejor decir concreta para que todos entendamos nuestra manera de ser en esta vida y en este mundo que cocreamos.
Que hermosos es amarnos y vivir tejindo el entramado de la vida una y común a todos a través de los lazos de amor que nos comunican a los unos con los otros.
Cada mujer, cada hombre, cada ser es responsablede su partecita del tejido de su cuadradito la Vida es el Gran Telar que nos unifica. Bendiciones a Todos!
Gracias a vos Noemí, por sumarte amorosamente a este tejido que nos sostiene. Abrazos!
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