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miércoles, 12 de agosto de 2015

Mujeres líderes

¿Qué mujeres nos lideran hoy?



¿El liderazgo femenino es aquel que encarnan las mujeres? ¿Todas ellas?  ¿O es un tipo de liderazgo con rasgos propios? Por otra parte, ¿son estos rasgos patrimonio exclusivo de las mujeres o hay  hombres que también los detentan? Y si esto último fuera posible, ¿hay entonces hombres que ejercen un liderazgo “femenino”? Pensemos en mujeres líderes en tiempos políticos: Carrió, Vidal, Stolbitzer, Michetti…
Cada vez me cuesta más pensar en estos términos. Me cuesta  porque por una parte, a esta altura del siglo XXI, cada persona entiende cosas diferentes por Liderazgo Femenino y por otra, porque en mi opinión el liderazgo que tanto hombres como mujeres ejercen hoy no están tan separados.

Algo de historia
Cuando durante las décadas del 60 y del 70 algunas  mujeres comenzaron a llegar a la cima de las organizaciones, el esquema tradicional de las empresas empezó lentamente a cambiar bajo el peso de una realidad innegable: las mujeres traían a las organizaciones una manera diferente de mirar la realidad del trabajo y los negocios. Un diferencial muy resistido al comienzo, tan resistido que pocas mujeres se animaron a jugarlo en las organizaciones que integraban. Entramos en las empresas y organizaciones y jugamos como varones para ser aceptadas. Sin embargo, con el tiempo, esto comenzó a cambiar y poco a poco algunas valientes hicieron hacer valer su diferencial.  Este proceso explica por qué la década de los 80 fue la que popularizó el concepto de Liderazgo Femenino. Un tipo de liderazgo “emergente” que venía a funcionar como una suerte contraparte y como factor enriquecedor del  liderazgo masculino o tradicional que se caracterizaba, según Marilyn Loden en su libro Liderazgo Femenino (del año 85) por: 
·         Estilo operativo: Competitivo
·         Estructura organizacional: Jerárquica
·         Objetivo básico: Triunfar
·         Estilo de resolución de problemas: Racional
·         Característica claves:
o   Control detallado
o   Estrategia operativa
o   Actitud no emocional
o   Razonamiento analítico

Para Loden en ese mismo libro, “A diferencia del estilo masculino preferido por los hombres, el estilo de liderazgo femenino aprovecha todos los talentos y habilidades naturales de las mujeres como no sucedió antes… En su base, el estilo de liderazgo femenino difiere en forma dramática del estilo tradicional porque se basa en la información emocional, además de la racional… Al reconocer las características y las razones emocionales que forman parte de toda interacción humana, las líderes femeninas cuentan con información adicional para considerar cuando toman decisiones y tienden a tomar en cuentan sus propios sentimientos, y los de los demás cuando buscan solucionar problemas complejos…. En resumen, las líderes femeninas suelen preocuparse más por mantener relaciones personales estrechas con los demás. También es probable que consideren los sentimientos de los además de los hechos básicos en la toma de decisión para buscar soluciones en las que todo el mundo resulte ganador y evitar situaciones donde alguien pierda. Por otra parte, tiende a sacrificar el avance personal de corto plazo para mejorar la salud a largo plazo de la organización de la que ellas y  sus asociados dependen. Por supuesto que estas cualidades no se acentúan de la misma manera en toda las ejecutivas mujeres ni están del todo ausentes n todos los ejecutivos varones”. Esta última frase de Loden es fundamental para entender la dificultad para hablar de liderazgo femenino y masculino en el presente siglo. Pero para terminar con la caracterización que en 1985 hacía esta autora del  liderazgo femenino o emergente,  resumo sus características:

·         Estilo operativo: Cooperativo
·         Estructura organizacional: Equipo
·         Objetivo básico: Calidad
·         Estilo de resolución de problemas: Intuitivo/racional
·         Característica claves:
o   Menor control
o   Empatía
o   Cooperación
o   Altos estándares de realización

Treinta años después

¿Cuál es la realidad hoy, 30 años después de que Loden y tantos otros hubieran escrito acerca de las diferencias entre los liderazgos que hombres y mujeres ejercemos? Desde hace al menos 15 años hombres de la talla y del prestigio de Bill Gates el creador de Microsoft, Tom Peters,  uno de los intelectuales de la gerencia y los negocios mas reconocidos a nivel mundial, entre muchísimos otros, sostienen que el tipo de liderazgo que funciona hoy en día sinergiza la intuición con la razón en equipos cada vez más plásticos en cuanto a forma y mando y que el equipo es la estructura básica de una organización. ¿Son Gates y Peters ejemplos de liderazgo femenino? De ninguna forma. En mi opinión, lo que en principio constituyó un aporte femenino al liderazgo tradicional (y el resumen de las características que lista Loden es precisa en cuanto a lo que las mujeres trajeron a las organizaciones), ya no es diferencial exclusivo de las mujeres. Todos los días vemos líderes mujeres machistas o de extrema vanguardia y hombres tradicionales a decir basta y hombres que conjugan lo mejor de lo que las mujeres trajeron inicialmente a esta nueva manera de concebir la conducción de una organización. Entonces, ¿de qué tipo de liderazgo estamos hablando? ¿Cómo llamarlo? Creo que es cuestión de inventar una nueva categoría e instalarla para que esta manera de concebir las organizaciones y de conducir a las personas pueda no sólo no ser excluyente (el binomio liderazgo femenino y masculino, en mi opinión lo es), sino que se propague como paradigma de mejor práctica en cuanto a rendimiento en los negocios, sustentabilidad ambiental y en cuanto a gestión del potencial humano.
Como yo lo veo, es tiempo de romper los paradigmas que separan a hombres y a mujeres a la hora de dirigir empresas y personas,  y es hora de generar espacios más sanos, más participativos, igualitarios y equitativos que los actuales. Ello implica también comprender que sin la participación de los varones en pie de igualdad en el mundo doméstico, las mujeres seguirán sin poder participar en pie de igualdad en el mundo corporativo. Hombres y mujeres somos opuestos y complementarios y en esa diferencia está la riqueza de lo que podemos hacer juntos, en el hogar y en el mundo del trabajo. 


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